viernes, 23 de octubre de 2015

LOS MAYORES MANDAMIENTOS DE DIOS

  • Mateo 22, 36 – 40:  
    Jesús y un Maestro de la Ley
    Se acercó un Maestro de la Ley a Jesús y tendiéndole una trampa le pregunto ¿Cuál es el mandamiento más importante de la Ley? Jesús respondió: “Amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.   Este es el más importante y el primero de los mandamientos. El segundo es parecido: Ama a tu prójimo como a ti mismos, estos dos mandamientos son la base de toda la Ley y la enseñanza de los Profetas”  

  • Deuteronomio 6, 4 – 5: 4 Oye Israel, Yahvé es nuestro Dios y el único Señor. 5 Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
  • Éxodo 20, 2-4:2 Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto donde eras esclavo. 3 No tengas otros dioses aparte de mí. 4 No te harás imagen o figura de nada de lo que hay.  
Los diez mandamientos o decálogo que aparece en el libro del  Éxodo 20, 2 – 17 es un compendio, resalta algunos mandamientos muy importantes, pero en el libro de Deuteronomio resalta el amor Dios y lo pone como máximo mandamiento.
El pueblo hebreo tenía una oración diaria. Todas las mañanas el papá que era el jefe de casa salía a la puerta, y a toda su familia la ponía mirando al horizonte donde sale el sol, en esa posición repetían esta frase hebrea todos los días: Shemá Israel “('Escucha, Israel') es el nombre de una de las principales plegarias de la religión judía. Su nombre retoma las dos primeras palabras de la plegaria en cuestión, siendo esta a su vez la oración más sagrada del judaísmo. Es a través de esta plegaria exhortativa que los observantes manifiestan su credo en Dios, expresando con fervor su monoteísmo.

 “Shemá Israel “('Escucha, Israel') El Señor nuestro Dios es el único Señor”, coincide con el libro del Éxodo cuando dice: “no tendrás ningún dios fuera de mi”, pero en Deuteronomio dice: “Yavé es el único”, lo dice en positivo. Luego viene ese amor totalizante que nos exige el Señor cuando dice: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
Pero habría que preguntarnos ¿amamos al Señor como el mandamiento pide? Si amamos a Dios, pero no le amamos como la Palabra de Dios lo dice. Dios quiere todo nuestro ser y para poder entender la calidad de amor que nos pide reflexionemos lo que nos dice en Mateo 6, 24: “Nadie puede servir a dos amos; porque odiara a uno y amara al otro; o será fiel a uno y despreciara al otro. No se puede servir a Dios y a la riqueza”.

Jesús nos dice que debemos elegir ¿Dios ó la riquezas?, muchas veces se presentan situaciones en la que también debemos elegir ¿Dios ó la vanidad?, ¿Dios ó la fornicación?, ¿Dios ó la violencia?, ¿Dios ó el poder?.

Ya se nos viene la campaña política por las elecciones presidenciales que vamos a tener en el Perú el próximo año y algunos movimientos tienen la avidez de poder y lo buscan no para servir a Dios sino para servirse asimismo; en este caso es gente que quizás de alguna manera ama a Dios, va a misa, reza pero en la balanza de su corazón no es Dios el que pesa más.

Jesús nos habla del dinero y esta es otra de las cosas que nos jala muchísimo, nos merma y lo reitera cuando dice “nadie puede servir a dos amos”, pero no nos dice no tengas dinero, no trabajes por el contrario nos pide que trabajemos, progresemos, es un derecho. Dios no nos encasilla a una pobreza o una renuncia, no; nos ha dado capacidades para progresar, nos debemos confundirnos; pareciera que la lucha por el éxito está peleada con la lucha por Dios, pero no es tan así, se puede hacer un sacrificio, de este modo le agradamos a Dios y recibimos sus bendiciones. 
Nuestra parte afectiva, sexual también debe estar sujeto al amor a Dios y muchas veces esto no es fácil, porque el mundo nos tienta y nuestra propia carne también; hay mucho pecado que nos rodea, por eso hay que luchar por vencer las tentaciones y tratar de mantenernos en el amor a Dios sobre todas las cosas, en esta lucha nos ayuda muchísimo la alimentación espiritual: 

“de lo que abunda el corazón habla la boca” (Lucas 6, 45b). Si no nos alimentamos se nos vacía nuestras energías espirituales y va arraigando el pecado en nuestro corazón. 
También hay mucha violencia, por eso la violencia tenemos que controlarlo con el amor a Dios. En Deuteronomio la palabra de Dios nos pide que lo amemos con todo nuestro corazón y habría que preguntarnos ¿Dónde está nuestro corazón? Y nos encontramos con las palabras de Jesús en Mateo 15, 8 que nos dice “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.”. Entonces tenemos que tratar de hacer los cambios necesarios para poder cumplir el mandamiento de Dios de “amar al Señor con todo nuestro corazón” y también “con toda nuestra alma”.
Jesús y la samaritana
Lo que le dijo Jesús a la samaritana: “adora al Señor en espíritu y verdad”, “y con toda tus fuerzas”. Vale la pena comparar con algunos amores de nuestra vida cotidiana, uno de los amores que hay bastante en nuestro medio, es el amor al equipo de futbol; muchas personas aman a su equipo, gozan cuando el equipo gana y cuando pierde sufren. Esto no está mal; siempre en cuando no lo lleve hacer cosas malas, como la violencia que hay entre las barras. ¿Pero el amor a Dios, es más grande al que se tiene por el equipo de futbol? Por ejemplo: por ir a ver un partido de futbol formo la cola o  pago sobre precio por las entradas, hago los esfuerzos necesarios y del mismo modo, ¿me esfuerzo por las cosas del Señor? Muchas veces la Misa dominical para algunos es un problema, porque no quieren ir temprano, según ellos no tienen tiempo porque van hacer otras actividades que consideran de mayor prioridad. Pero el domingo lo primero es darle su espacio a Dios, segundo lugar darle el espacio a la familia y luego algunas otras cosas que se tenga que hacer.
  • Romanos 14, 7 – 8: “Ninguno de nosotros vive para sí mismo; ni muere para sí mismo. Si vivimos para el Señor vivimos; si morimos, para el Señor morimos. De manera que tanto en la vida como en la muerte, del Señor somos. “

¿Para qué vivo yo? Cada uno de nosotros debemos respondernos ante esta interrogante. La palabra de Dios dice: “Si vivimos para el Señor vivimos”; esto es muy importante, pero hay otro segundo mandamiento y Jesús lo dice en Mateo 22, 39: “El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. 
Tenemos los dos mandamientos más importantes: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Mateo 22, 37 - 39). Jesús dice: “estos dos mandamientos son la base de toda la ley y de las enseñanzas de los profetas”. Es decir que el resumen de la Biblia son estos dos mandamientos, de tal manera aunque no tengamos conocimientos bíblicos pero en nuestro corazón cultivamos el amor a Dios más que nada y en consecuencia tratamos de vivir un amor al prójimo bastante generoso estamos en la VERDAD, lo que importa más es la ACTITUD, también vale el conocimiento pero si esto no nos lleva a la actitud correcta que desea nuestro Dios, es como si no hemos hecho nada.
Pablo lo entendió esto y lo pone de otra manera y lo podemos ver en Romanos cuando hace una reflexión de los mandamientos poniéndolo con el segundo mandamiento que cito Jesús. 
Romanos 13, 8 – 10: “No tengan deudas con nadie aparte de la deuda del amor unos con otros. Porque el que ama a su prójimo ya cumplió toda la Ley. Los mandamientos dice no cometerás adulterio, no mataras, no robaras, no codiciaras, etc., pero estos y los demás mandamientos están comprendidos en estas palabras: Ama a tu prójimo como a ti mismo, el que tiene amor no hace mal al prójimo así que en el amor se cumple perfectamente la Ley”.  
Las personas que más han desarrollado ese amor son los santos, pero el amor que tenían brotaba del amor a Dios. 
Cuando una persona se entrega a Dios, se arrepiente de lo malo y encuentra a Jesús, como consecuencia mejora su vida con su familia, con su prójimo, consigo mismo. Primero me encuentro con Dios y Dios me lleva a mi prójimo; mi primer prójimo es mi familia de la cual formo parte y luego mi prójimo mayor. Resumiendo tenemos dos mandamientos todos los mandamientos que hay en la biblia nuevo y antiguo testamento, todos ellos están compendiados en estos dos mandamientos mayores: el primero en amar a Dios con toda la mente, todo el corazón, todas las fuerzas, pero eso me tiene que llevar al prójimo, porque si solo me quedo en el amor a Dios y no hay amor al prójimo entonces no hay nada, eso lo dice Juan en sus cartas “no puedes decir que yo amo a Dios a quien no veo y no amo a mi prójimo al que si veo”. ¿A quién veo? , a mi esposo(a), mis hijos, mis padres, mis hermanos, mis vecinos, mis hermanos de comunidad, etc. Entonces tengo que hacer mi esfuerzo de amarlos porque amo a Dios.
   





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