jueves, 19 de noviembre de 2015

LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO

Pecar es HACER EL MAL, desobedecer a Dios y ofenderle. El pecado nos aleja de Dios surgiendo terribles consecuencias que trae para el hombre y la humanidad, perdiendo la armonía con su Creador, afectando a su entorno y conduciéndolo a su destrucción eterna.

  • Señor, ¿de dónde surge el odio, la amargura y la incomprensión en el mundo?.

“¿Por qué te enojas y pones tan mala cara? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte”. (Génesis 4, 6 – 7). El odio, la amargura y la incomprensión en el mundo surge desde nosotros mismos al dejarnos dominar por el pecado por eso Dios nos aconseja que debemos rechazarlo. Si verdaderamente Dios está en nuestro corazón debe reflejarse en nuestro modo de ser, estando alegres, porque Dios nos conduce llevándonos a una plenitud de vida; siendo obedientes y venciendo todo obstáculo, toda tentación, así seremos felices.
La boca habla de lo que está lleno nuestro corazón nos dice Jesús (Marcos 7, 20 – 23). Si Dios está presente en nuestra vida debemos dar testimonio con nuestras actitudes y modo de hablar. Teniendo el Santo temor de no ofenderle con nuestras acciones hacia nuestros hermanos, meditemos con profundidad lo que Dios nos dice en el Salmo 36, 1 – 4  para esforzarnos en hacer el bien y renunciar a la maldad.
  • Dime Señor, ¿qué cosa destruyó toda la armonía y la unión entre tú y el hombre?

La barrera entre Dios y los hombres son los pecados que comenten, lo alejan de su presencia porque muchas veces sus acciones son perversas destruyendo la armonía que debían tener con su creador porque confían más en sus maldades para lograr alcanzar sus objetivos no importándole dañar a sus hermanos, porque sus caminos son torcidos (Isaías 59, 2 – 8).
Al no reconocer su maldad, le da la espalda a Dios comportándose como hijos indignos de Dios, volviéndose muchas veces necios e ingratos a su Padre Creador que le dio el ser. (Deuteronomio 32, 5 - 6).
“Desde el cielo mira el Señor a los hombres para ver si hay alguien, con entendimiento. Pero todos han ido por mal camino; todos por igual se han pervertido. ¡No hay quien haya lo bueno! ¡Ni siquiera uno!” (Salmo 14,  2 – 3)
  • ¿Cómo nos ha afectado al resto de seres humanos el pecado de Adán y Eva?

La desobediencia de Adán y Eva a Dios afecto a toda la humanidad por que el mal se fue propagando de generación en generación, haciéndose esclavo del pecado, quedándose “privado de su gracia”(Romanos 3, 23) y como consecuencia “ el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres” (Romanos 5, 18) y la humanidad sufre, el mundo tiene muchos problemas, existe la maldad, malográndose la creación de Dios.
  • ¿Y a qué final nos conduce el pecado?

“Los que no reconocen a Dios ni obedecen su evangelio serán castigados con destrucción eterna, y serán arrojados lejos de la presencia del Señor y de su gloria y poder”. (2 Tesalonicenses 8, 9)
Dios hizo las cosas bien, pero es el hombre que con su rebeldía se aparta de su creador desobedeciéndolo, pecando y siguiendo el camino del mal lo cual, lo conducirá a su destrucción eterna, desterrados de la presencia del Señor.
Las consecuencias del pecado para la humanidad son  el sufrimiento, maldad y grandes problemas en el mundo como las guerras, la hambruna, las injusticias sociales; porque el egoísmo se ha enraizado en el corazón del hombre sometiendolo a la esclavitud del pecado que lo puede llevar a la condenación eterna. 

jueves, 12 de noviembre de 2015

COMO SE MALOGRO LA OBRA DE DIOS

En Génesis capítulo 3 se puede observar que nos narra la parábola del pecado es decir el inicio de cómo se malogro la obra de Dios.
La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes, que Dios el Señor había creado y le pregunto a la mujer: “¿Es cierto que Dios les ha dicho que no coman de ningún fruto de los árboles del jardín?”.(Génesis 3,1)
Esta pregunta que le formula es capciosa, el primer error del hombre es entrar en dialogo con la tentación, muchas veces es más poderosa la astucia del diablo que nuestra inteligencia y por eso nos envuelve hasta hacernos caer.
La mujer respondió a la serpiente: “Si podemos comer del fruto de todo los arboles menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que ni lo toquemos porque si lo hacemos moriremos. (Génesis 3, 2 – 3)

La respuesta de la mujer demuestra que sabe, pero luego vendrá la tentación que le ofrece la serpiente.
Pero la serpiente le dijo a la mujer: “¡no es cierto!”. Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal".(Génesis 3, 4 – 5)
Al decir la serpiente que NO ES CIERTO está calificando a Dios de mentiroso y él, por poseedor de la verdad. El arma del enemigo es la tentación para apartarnos de la obediencia a Dios. Por ejemplo cuando Pedro advierte contra el diablo en sus cartas nos dice “tengan cuidado que el diablo anda como león rugiente rondando, buscando a quien devorar” aquí la metáfora es “devorar”; es decir empieza a usar una estrategia de engaños para matar nuestra alma convenciéndonos que lo que Dios nos dice no es cierto y más bien lo que él nos sugiere eso es lo que vale y ahí caemos.
La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, apetitoso y le dieron ganas de comer, de llegar a tener entendimiento. (Génesis 3, 6a)
Esto es el efecto del pecado, una vez que el diablo plantea por ejemplo “la venganza”, nos hace creer que eso es bueno y justo; porque si nos han hecho un daño, también debemos devolver mal por mal. Pero Jesús nos dice: “se dijo ojo por ojo, pero yo les digo no devuelvan mal por mal, si te pegan en una mejilla pon la otra, si te quitan la capa entrégale también el manto” (Mateo 5, 38 – 40). Nosotros en el fragor de la tentación nos olvidamos de estos argumentos tan hermosos y más bien le hacemos caso a los argumentos de satanás y esto vale para toda clase de pecados.
Por ejemplo el pecado de la gula. Toda forma de ingerir cosas para el cuerpo que nos causa daño es gula, por eso muchas veces nos enfermamos y dañamos nuestra salud; como lo dice el doctor Casanova: “Las enfermedades de este siglo entran por la boca”
El pecado de pereza es tremendo en estos tiempos, porque todos buscamos el menor esfuerzo; el peor de todos es la soberbia y los pecados de soberbia son tan diversos que incluso hasta se disfrazan de las virtudes opuestas como la humildad; por eso existe “la falsa humildad”.
También tenemos los pecados de tipo sexual, se disfrazan de los derechos humanos por ejemplo la propuesta de la unión civil del mismo sexo, o la propuesta del aborto, como jóvenes mujeres haciendo manifestaciones y usando lemas que dicen: “nosotras parimos y nosotras decidimos”. 
La tentación en si es malo, pero si es bueno o malo en la vida, depende de la persona para la cual va dirigida. Los Maestros de la vida espiritual que son los santos, porque ellos han combatido con el demonio en una guerra espiritual y ellos han vencido. Nos dejan una gran sabiduría. Un santo dijo: “Depende de la tentación del hombre, la tentación aceptada es pecado, la rechazada es virtud”. 



Nuestro mismo Señor tuvo tentaciones y no le fue fácil rechazarlo, sino que le costó. Entonces a nosotros no nos va a ser fácil rechazarlo, por eso la Iglesia nos recomienda que nos protejamos con la armadura de Dios contra los ataques del enemigo (Efesios 6,11); porque no estamos luchando contra enemigos de carne; es decir el enemigo no es el ser humano, sino satanás y nuestro combate es contra la tentación.

La tentación trabaja a tres niveles: primero el mismo diablo nos habla o nos susurra como lo hizo con Eva, la segunda vía es el mundo que nos invita a pecar como por ejemplo ya llega navidad y muchas personas despilfarran el dinero en banquetes. Por eso debemos celebrarlo con un sano gozo, darnos ciertos provechos que nos da el trabajo. Todo lo que es sano Dios lo bendice, pero a veces nos olvidamos de los que tiene poco o casi nada.

La tentación trabaja a tres niveles: primero el mismo diablo nos habla o nos susurra como lo hizo con Eva, la segunda vía es el mundo que nos invita a pecar como por ejemplo ya llega navidad y muchas personas despilfarran el dinero en banquetes. Por eso debemos celebrarlo con un sano gozo, darnos ciertos provechos que nos da el trabajo. Todo lo que es sano Dios lo bendice, pero a veces nos olvidamos de los que tiene poco o casi nada.
Si aceptamos la sugerencia del enemigo, estamos cayendo y en la misa lo confesamos: “he pecado mucho de pensamientos, palabra, obra u omisión”. Según los maestros de la vida espiritual más tenemos deudas con Dios en la omisión que en los tres primeros. La omisión es, “el bien que dejamos de hacer”.
En Mateo 25, 41 – 45: “Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." La base del juicio del Señor no es el daño que hemos hecho, lo cual no significa que no tienen valor, pero aquí en esta lectura da mayor énfasis a la OMISIÓN. Con esto no se está descartando los otros pecados de acción contraria a la voluntad de Dios, en otros textos bíblicos podemos comprobarlos.
Si por la Palabra de Dios, la oración, el retiro, la Santa Eucaristía, la comunidad cristiana, por medio de todos estos alimentos logramos tener la fuerza para ir rechazando las tentaciones, la virtud va creciendo lentamente, poco a poco; por eso un santo dijo: “Lo más grande de un cristiano no son sus virtudes, si no el combate que realiza para transformar sus pasiones en virtudes” y esto vale para todos los pecados, en especial para los siete pecados capitales: Soberbia, Avaricia, Lujuria, Ira, Gula, Envidia y Pereza.
Quien tiene los siete pecados capitales en todo su esplendor es satanás, por eso es EL MALO; nosotros también lo tenemos matizados, es decir alguno de ellos, uno en más grado que otro
“Luego corto uno de los frutos y se lo comió; y luego le dio a su esposo, que también lo comió” (Génesis 3, 6b). Eso ya es “la ejecución del pecado”.
¿Qué paso en la ejecución del pecado?, ¿Cómo se malogro la obra de Dios? Y eso se aplica a toda nuestra vida: ¿Cómo se malogra una amistad, una familia, una comunidad, un país? Es el mismo proceso: “la ejecución de la tentación”. 
“El comer el fruto”, significa ejecutar el pecado, si tú combates la tentación y no caes en ejecutar el pecado tu virtud está creciendo un poco más, pero si caes creció el pecado y en esta lucha andamos.
Entonces se les abrieron los ojos” (Génesis 3, 7a), se les abrieron los ojos de la malicia que es el conocimiento del pecado. La inocencia es la limpieza del corazón que la habían perdido y que tenían que recuperarla.
Por eso Jesús decía: “Si quieren entrar al reino de los cielos tiene que ser como niños” (Mateo 18, 3). Quienes tienen esa inocencia son los niños parvulitos y para recuperarla hay que ser como ellos, esto se puede pero es un proceso. San Francisco de Asís fue una persona con mucho pecado como nosotros pero cuando encontró al Señor empezó su proceso y llego a esa infancia espiritual. La infancia espiritual que dice Santa Teresita del niño Jesús, dándonos muestra que si podemos llegar, pero no depende de Dios, sino de nosotros con la ayuda de Dios.
 “Y se dieron cuenta de que estaban desnudos; cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos taparrabos.” (Génesis 3, 7b). La Palabra de Dios se refiere a la desnudez espiritual, es como cuando habla Jesús del reproche a sus discípulos: “Tú dices: «Soy rico; me he enriquecido; nada me falta». Y no te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.” (Apocalipsis 3, 17). Lo que nos cuenta en Génesis 3, se repite en cada vida nuestra y en cada pecado nuestro, hay que aprenderlo para combatirlo
“El hombre y su mujer escucharon que Dios andaba, corrieron a esconderse…” (Génesis 3, 8). Ahí ya está la imagen del paraíso destruyéndose, porque en Génesis 2 es al revés, el hombre no se esconde de Dios, al contrario vive con Dios, vive para él, Dios es todo para él; esto es el paraíso que es una unión con Dios; en cambio ahora sucede lo contrario hay una separación del hombre con Dios, se trastorna de ser un hombre en paz, integro ahora no lo es; estas son experiencias del pecado y se esconde.   
Dios el Señor, llamo al hombre y le dijo: “¿Dónde estás?” (Génesis 3, 9) Dios le pregunta donde estaba para ver su reacción, dándole una oportunidad que Adán reconozca su error.
“Y éste respondió: Oí tus pasos por el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí". (Génesis 3, 10). Tenerle miedo a Dios es el fruto del pecado, es ver a Dios como malo, castigador, la imagen del Dios amor se deforma, la pérdida del concepto de del Dios Verdadero. 
“El Señor Dios prosiguió: ¿Y quién te ha dicho que estas desnudo? ¿A caso has comido del fruto del árbol que te dije que no comieras?".  (Génesis 3, 11) Dios sabe el momento en que pecamos, pero es necesario decirlo al sacerdote para hacer lo que Adán no hizo, reconocerlo porque con esto le demostramos a Dios que si nos damos cuenta, ´pero cuando la gente no se da cuenta de que está mal lo que ha hecho, hasta creer tener la razón, como lo que paso entre Caín y Abel. Dios le dice a Caín: "¿Por qué te encolerizas, te muestras malhumorado y vas con la cabeza baja? Si obraras bien, ¿no alzarías la cabeza?; en cambio, si obras mal, el pecado está a las puertas de tu casa y te acosa sin que puedas contenerlo". (Génesis 4, 6 – 7). 
“El hombre respondió: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.”( Génesis 3, 12). Dios le da la oportunidad a Adán para que reconozca su falta. Dios siente dolor cuando caemos en el pecado, pero más dolor tiene cuando no nos arrepentimos para regresar a sus brazos. Si por efecto de la Palabra, de la oración de un retiro y como el hijo prodigo decimos que tenemos que volver a Dios en ese momento el corazón de Dios se alegra como lo refiere la parábola del Hijo Prodigo:
“Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta.”(Lucas 15, 23 – 24). Malo es caer, peor es quedarse caído, pero podemos levantarnos, hay que levantarnos; eso es la lucha y hay que volver a Dios.
El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Qué es lo que has hecho?". Y la mujer respondió: "La serpiente me engañó y comí" (Génesis 3, 13). La enseñanza de esta parábola del pecado es que el diablo es un ser maldito y que quiere meternos a su maldición, jalándonos por medio de la tentación para hacernos caer, viniendo luego las consecuencias.

“A la mujer le dijo: Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Con dolor parirás a tus hijos; tu deseo te arrastrará hacia tu marido, que te dominará. Al hombre le dijo: Por haber hecho caso a tu mujer y por haber comido del árbol prohibido, maldita sea la tierra por tu culpa. Con trabajo sacarás de ella tu alimento todo el tiempo de tu vida. Ella te dará espinas y cardos, y comerás la hierba de los campos. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado; porque polvo eres y en polvo te has de convertir". (Génesis 3, 16 – 19). Pero esa tierra que somos esta vivificado por el Espíritu que Dios nos ha dado. Y el paraíso es recibir esa vida de Dios y estar con él. 
Génesis 3, es permitir que esa unión se rompa con la tentación llevando acabo el pecado, pero Dios no nos abandona y aprendamos a ser como el hijo pródigo a recapacitar y a volver al Padre Dios. 

miércoles, 4 de noviembre de 2015

VIVIENDO

El Rosario, comúnmente llamado “el evangelio en miniatura”, es explicado y meditado por el Padre John Phalen, C. S. C., uno de los más grandes promotores del Rosario en nuestros días, Contamos con su visita en la Sede Central  del Servicio Bíblico Católico, nos explicó que el rezo del Santo Rosario debe ser meditado y reflexionado para poder ir descubriendo la presencia de nuestro buen Dios en nuestra vida diaria por medio de esta antigua devoción.


El Rosario es una devoción muy querida por él, pero que no siempre fue así a pesar de venir de una familia muy comprometida con la fe. Era el menor de siete hermanos y cuando se comenzaba esta costumbre familiar de rezar el Santo Rosario y por su corta edad no prestaba la debida atención para realizarlo, muy por el contrario hacia todo lo posible para perturbar a sus hermanos durante el rezo, logrando muchas veces se suspendiera. Irónicamente, hoy se encuentra difundiendo el “Rosario en familia” por todo el mundo.
A pesar de su poco amor juvenil por el Rosario llego a amarlo. La experiencia de su vida hicieron que cambiara este modo de pensar, comprendiendo que esta oración Cristo-céntrica. En los distintos misterios se narra la vida de Cristo, y en la vida de Cristo, vemos nuestra propia vida. El papel de María es ayudar en este proceso.
Los Misterios del Rosario pueden y deben ser vividos por cada cristiano, prestando atención, nos daremos cuenta, que meditando los misterios del Rosario nos ayudara a reconocer como nuestra vida y la vida de Cristo (y la Iglesia) se unen. Las personas descubren una fuerte conexión entre los misterios del Rosario experimentado por Jesús y las propias experiencias de vida.
El reto para nosotros, cristianos es conformar nuestra vida con la Cristo. Contemplar la vida de Cristo acompañado en el camino por la persona que mejor lo conocía – su Madre. María siempre nos llevara a Jesús. Desde que Dios vino a la tierra en la persona de Jesucristo para enseñarnos como vivir, mientras más contemplamos los momentos más importantes de sus vida en los Misterios, mejor podemos discernir cómo estos mismos misterios actúan en nuestras propias vidas.
La Historia del Santo Rosario
Se originó de la práctica de los laicos de imitar a los monjes rezando los Salmos en canto. Como los laicos no sabían leer, reemplazaban los Salmos con el Padre Nuestro, que se podían memorizar fácilmente. Con el tiempo, la estructura de la oración del Rosario evoluciono a la forma que lo conocemos hoy.
Una piadosa tradición dice que los monjes confeccionaban guirnaldas de rosas para las mujeres piadosas que iban a ser martirizadas, pero como eran tantas mártires y por no tener suficiente tiempo para ser las guirnaldas. Sus superiores sugirieron que mejor ofrecieran ramilletes espirituales para aquellas que iban a dar su vida por la fe. La flor más popular que los cristianos asociaron con María fue la rosa. De este modo fue “Rosario” el nombre adoptado para ramillete espiritual ofrecido por los laicos con la ayuda de cuentas.

UNA ORACIÓN BÍBLICA
El Rosario es una oración sencilla y muy profunda. También es profundamente bíblica. En los primeros capítulos del Evangelio de San Lucas en ellas vemos las primeras palabras del Ave María vienen de las palabras del ángel Gabriel a María. La siguen las palabras de la prima de María, Isabel: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Nadie que observa atentamente las palabras de estas oraciones puede declarar que el Rosario no es bíblico.

El Padre Nuestro es la oración por excelencia, recomendado a los apóstoles y a todos nosotros por Jesús mismo. El Rosario no invita a orar la doxología trinitaria (el gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…..) Las Escrituras nos revelan a un Dios Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo; según la predica de Jesús mismo, quien vino a hacer la voluntad de su Padre y prometió que vendría un Abogado o Intercesor después de Él. Estas tres oraciones: el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre, son el centro y la esencia del Rosario, junto con el anuncio del Misterio a ser contemplado en cada década. Todo es altamente bíblico y merece nuestra atención como cristianos.
JUAN PABLO II Y EL ROSARIO


El Rosarium Virginis Mariae, la carta sobre el Rosario que el Papa Juan Pablo II escribió en 2002 para esta muy querida oración del Papa se refiere como “un compendio del Evangelio” y un instrumento para “contemplar el rostro de Cristo con María”
“Fue del vientre de (María) que Cristo fue formado, recibiendo de Ella la semejanza humana que indica una cercanía espiritual aún más grande. Jamás nadie se ha dedicado a contemplar el rostro de Jesús tan fielmente como María.” (RVM, capitulo 1, 10)
Según el Papa, María nos acompaña en el rezo del Santo Rosario. Ella es quien mejor conocía a Cristo. Ella vivió todos los misteriosos eventos de su vida. Nosotros también, podemos llegar a conocer a Jesucristo a los pies de María.
En su carta el santo Padre describe el Rosario como una exquisita oración contemplativa. Comienza con la experiencia humana de María, y nos anima a a prender de nuestras propias experiencias. El Rosario es ……
  • Recordar a Cristo con María. Los hacemos presentes, tanto como recordando a Jesús en la Misa, hace a Cristo presente en la Eucaristía.
  • Aprender sobre Cristo con María. Nadie conoce a Cristo mejor que su Madre.
  • Conformarnos a Cristo con María.  “Revestirse” de Cristo, frecuentemente los buenos amigos empiezan a parecerse y hablar de la misma manera. Así, dejemos que Cristo, nuestro amigo, influya en nuestras vidas de la misma forma.
  • Rezar a Cristo con María. No sabemos rezar como deberíamos. Jesús, él único Mediador, es nuestro Medio de oración. María, su más pura reflexión, nos enseña el camino.
  • Anunciar a Cristo con María. Usar el Rosario como una herramienta de evangelización.

El Papa Juan Pablo II decía: “cada misterio del Rosario, cuidadosamente meditad, arroja luz en el misterio de los seres humanos”. Asegura que en Cristo nuestra vida se recapitula:
En los Misterios Gozosos, al contemplar el nacimiento de Cristo, aprendemos que la vida humana es sagrada; al contemplar el hogar de Nazaret, aprendemos la verdad originaria de la familia según el designio de Dios.
En los Misterios Luminosos, al escuchar las enseñanzas públicas del Maestro, somos iluminados para entrar al Reino de Dios.
En los Misterios Dolorosos siguiendo a Cristo en el Calvario, aprendemos el sentido salvífico del sufrimiento.
Y de acuerdo con los Misterios Gloriosos contemplamos a Cristo y a María en gloria, vemos el bien al cual estamos llamados, si nos dejamos ser sanados y transformados por el Espíritu Santo.