martes, 12 de enero de 2016

CONOCIENDO MÁS A NUESTRO SALVADOR

Tenemos que ir conociendo un poco más a nuestro Salvador y para conocer a Jesús tenemos varios caminos: La Iglesia nos enseña, pero también la oración, el encuentro con Cristo, una fuente de enseñanza de Jesús lo vemos a través del Evangelio escrito por Mateo, Marcos, Lucas y Juan.  
Por medio de Marcos 6, 1 – 5, podemos aprender que era de Nazaret, que tenía una Madre, parientes muy cercanos, que era carpintero, que la multitud se admira de su enseñanza porque era mejor que la de los Maestros de la Ley, se preguntaban de donde había aprendido tanto, y los Milagros que hacía. Los propios lugareños de Nazaret no supieron valorar “La Persona de Jesús” y estaba asombrado porque la gente no creía en él.
Para la gente no era muy claro quién era Jesús y Juan quería que Jesús confirmara que él era el Mesías; por eso manda a preguntar: “¿Eres tú el que ha de venir o hay que esperar otro?”; para que lo escuchen y  así, crean en él (Mateo 11, 4 – 6). El Señor Jesús trajo mucha sanidad, a pesar de no haber sido su propósito principal. La sanación de Jesús es un signo que indica la misión profunda que tenía.
Pedro quien más conoció a Jesús nos dice de él: “no cometió pecado, no engaño jamás a nadie, cuando algo pasó, él siempre decía lo que es correcto, cuando lo insultaban, no contestaba con insultos; cuando lo hacían sufrir, no amenazaba, sino que se encomendada a Dios que juzga con rectitud.
Cristo Llevo nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud, Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados. Ustedes antes andaban como ovejas extraviadas pero ahora han vuelto a Cristo que los cuida como un pastor y vela por ustedes “(1 Pedro 2, 22 – 24). Jesús el modelo de nuestra vida. Porque, cuando se sufre ataques, injusticias debemos hacer como Jesús, encomendarnos a Dios, para que él pelee nuestras batallas y también Pedro nos habla de Cristo Redentor con el propósito que hagamos lo mismo, morir al pecado y llevar una vida recta.
Carlos de Foucauld (1858-1916) Sacerdote, ermitaño. Vivió en el desierto entre los pobres el amor radical a Cristo. Nace en la aristocracia, en Estrasburgo (Francia) el 15 de septiembre de 1858. Huérfano a los seis años, su hermana y el son criados por su abuelo. Estudió con los jesuitas en Nancy y Paris (1872-1875).
En 1886 tuvo una profunda experiencia de conversión. La vida entre los seguidores del Islam le hizo pensar. Esta gente se toma muy en serio su religión. El, por el contrario, había vivido derrochando dinero y aventurando. Comenzó a rezar: "Señor, si existes, que yo te conozca". Un amigo lo dirigió al Padre Huvelin. Cuando Carlos de Foucauld explicó que no era creyente, el sacerdote simplemente le ordenó a confesarse. Charles obedeció y salió del confesionario un hombre nuevo. Desde entonces optó por una vida muy sencilla, durmiendo en el piso y orando diariamente por horas. Fue de peregrino a Tierra Santa Nov. 1888-Feb 1889. El resto del 1889 lo pasó en retiros espirituales. Se fue a pie de peregrino a Tierra Santa y después volvió a Francia para estudiar para el sacerdocio. Imitación de Cristo «Cuando se ama, se imita» Carlos de Foucauld.
CONOCIENDO LO FÍSICO DE JESÚS
Poco antes de que estallara la guerra de 1914, se descubrió en Roma, en la biblioteca de los Padres Lazaristas, un pergamino antiquísimo, cuyo contenido habría arrebatado la sorpresa del mundo, si esto no lo hubiera impedido el estallido de la gran guerra mundial.
Hasta hoy la autoridad histórica de este documento ha quedado intacta. En él posee el mundo un testimonio auténtico de inmenso valor histórico sobre Jesús, su figura y personalidad exterior.
Se trata de una carta escrita por Publius Lentutius, antecesor de Poncio Pilato, en su calidad de Gobernador de Judea, carta dirigida al Emperador Romano, y que trata de Jesucristo.

El documento está escrito en latín y data del tiempo en que apareció Jesucristo como predicador del pueblo.
 A continuación damos la traducción de este documento al castellano:
El Gobernador de Judea, Publius Lentutius, al  Emperador Romano.
     Supe! Oh Cesar! Que tu deseas saber algo respecto al hombre virtuoso que se llama Jesucristo y a quien el pueblo considera como profeta y como Dios y de quien dicen sus discípulos que es el Hijo de Dios, Creador del Cielo y de la Tierra.
      En realidad, ¡Oh, Cesar! Se oyen diariamente cosas maravillosas.  Por decirlo brevemente, el hace resucitar a los muertos y sana a los enfermos es hombre de mediana estatura de un aspecto benigno, de grandísima dignidad, lo cual se manifiesta en su rostro, de una manera que, al considerarlo, uno infaliblemente siente la necesidad de amarlo y temerle.
      Su cabello largo hasta las orejas tiene el color de nueces maduras y desde allí cayendo sobre las espaldas es de un color brillante y dorado.  En la mitad de la cabeza está dividido según  usan los nazarenos.  La frente lis y la cara sin arrugas, ni manchas.  La barba, igual al pelo de la cabeza, en color, esta crespa y, sin ser larga se divide en el medio.  La mirada seria posee la virtud de un rayo solar.  Nadie le puede mirar fijo en los ojos.
      Cuando habla amonestando inspira temor, pero apenas acaba de reprender esta como llorando.  A pesar de ser severo, está muy afable y amable.  Se dice que nadie le ha visto reír, pero si llorar.  Todos encuentran su conversación afable y agradable.  Pocas veces aparece en público, y cuando aparece se le ve muy modesto.  Él tiene una presentación muy noble.  Él es hermoso.  Por lo demás, su madre es la mujer más hermosa que jamás se ha visto en estas regiones.
Él no hizo nunca estudios, no obstantes él sabe todas las ciencias. Él anda descalzo y con la cabeza descubierta. Muchos al verlo de lejos, se ríen; pero apenas se acercan lo admiran y tiemblan. Dicen que jamás se ha visto en esta tierra un hombre como él.
Los hebreos aseguran que jamás se ha oído una doctrina como la suya.  Muchos dicen que Él es Dios; otros que él es enemigo de Cesar.
Los malos hebreos le molestan mucho.  Pero de Jesús se dice que nunca ha dejado descontento a alguno; más bien su intento es de dejar contentos a todos.
 ¡Oh, Cesar!  Si tú deseas verlo como me has escrito una vez, hazme saberlo y te lo enviaré enseguida.
 En todo caso, ¡Oh, Cesar!, yo cumpliré cualquier orden que tú me mandes respecto a Él.
     En Jerusalén, índico séptimo, undécimo mes.
 Publius Lentutios.
Gobernador de Judea.
¿JESUS QUE ESTA HACIENDO HOY?
Juan 14, 2 – 3: “en la casa de mi Padre hay muchos lugares para vivir. Sino fuera así yo no les habría dicho que voy a prepárales un lugar. Y después de irme y prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar”.
Lo que está haciendo Jesús hoy después que subió a la casa del Padre, desde ese día él está preparando la morada para cada uno de sus discípulos (Juan 14, 2 – 3).
No está preparando nuestra casa. No hay que tenerle miedo a la muerte, pero hay que ser prudente, tener cuidado, pero vivir aterrorizado con la muerte, porque detrás de la muerte nos está esperando; dios Padre con los brazos abiertos, el Espíritu Santo, que es todo amor y Jesús con la morada que nos está preparando.
Hebreos 7, 25: “Por eso Jesús puede salvar para siempre a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive para siempre rogando a Dios por ellos”.
Hebreos 9, 24:“Cristo no entro en aquel santuario hecho por los hombres, pues era solamente una figura del santuario verdadero, sino que en entro en el mismo cielo, donde ahora se presenta delante de Dios para rogar en nuestro favor”

Jesús está rogando a nuestro favor, abogando por nosotros. Dios tiene muchas formas de estar con nosotros, pero que hermoso saber que está al lado del Padre rogando por nosotros. Con esto no deberíamos dudar del amor de Dios frente a nuestras necesidades, sino más bien arrepentirnos de haber confiado en cosas que no tienen ningún poder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario